
Adaptarse a una nueva dentadura postiza: Guía paso a paso para sentirse cómodo y seguro
Si eres como yo, ponerte tu primera dentadura postiza es como entrar en un mundo completamente nuevo. Todo en tu boca cambia de la noche a la mañana: cómo comes, cómo hablas, incluso cómo te sonríes en el espejo. Pero no te preocupes. Estoy aquí para ayudarte en cada paso, compartiendo lo que me funcionó, lo que no, y todos los pequeños trucos que aprendí por el camino.
Índice
Introducción: Mis primeros días con dentadura postiza
Nunca olvidaré el día en que mi dentista me puso mi nueva dentadura postiza. De repente, todos mis problemas dentales habían desaparecido, pero en su lugar había una extraña sensación de plástico. Recuerdo que pensé: "¿Volveré a sentirme normal alguna vez?". Déjame decirte ahora mismo que SÍ. Con un poco de paciencia, práctica y algunos pequeños trucos, las cosas mejoraron mucho más rápido de lo que pensaba. De hecho, aprendí a amar mi nueva sonrisa, y tú también puedes hacerlo.
Permítanme explicarles lo que aprendí, paso a paso.
La primera semana: Primeras dificultades y sorpresas
Primeras impresiones y esa sensación de tener la boca llena
La primera vez que me puse la dentadura postiza, tenía la boca llena. Mi lengua no sabía dónde ir. Enseguida me di cuenta de dos cosas. En primer lugar, mi boca escupía demasiado, como si mi cuerpo estuviera intentando deshacerse de algo extraño. En segundo lugar, tenía que luchar contra las arcadas, sobre todo con la dentadura superior.
Esto es lo que me ayudó a superar esos primeros días difíciles:
- Manipulación de saliva extra: Tenía un vaso de agua cerca y tragaba más a menudo. Al cabo de un par de días, mi boca se acostumbró a la dentadura postiza y dejó de babear.
- Lucha contra el reflejo nauseoso: La respiración lenta y la relajación de los músculos del cuello y la mandíbula me ayudaron mucho. Si mantienes la dentadura postiza puesta, aunque te resulte extraño, la boca se acostumbra más rápido.
Esa sensación de "lleno" desapareció al final de la primera semana. Mi boca aprendió que la dentadura postiza era para siempre.
Comer con dentadura postiza: El comienzo suave
Al principio me resultaba muy extraño comer. El mejor consejo que me dieron fue que tomara alimentos blandos durante un tiempo. Comí mucho yogur, huevos revueltos, puré de patatas y pescado blando. Ni se te ocurra morder una manzana, al menos de momento.
Mis consejos para comer:
- Daba pequeños bocados. Si ponía demasiada comida, sólo hacía las cosas más difíciles.
- Masticaba despacio y utilizaba ambos lados de la boca. Esto evitó que la dentadura postiza se balanceara.
- Mantente alejado de alimentos pegajosos o de cualquier cosa que requiera tirar mucho de ella o morderla.
- Córtalo todo en trozos pequeños.
Sinceramente, al principio eché de menos las tostadas crujientes, pero pronto volví a comer casi todo.
Hablar con dentadura postiza: Volver a encontrar mis palabras
La primera vez que intenté hablar, sonaba raro. Mis sonidos "S" y "F" eran difíciles, y a veces incluso me salía un pequeño silbido o ceceo.
Aprendí a no estresarme. Esto es lo que facilitó las cosas:
- Practica, practica, practica: Leía en voz alta, aunque sólo fuera para mí. Cuanto más lo hacía, más fácil me resultaba. A veces repetía las palabras complicadas por diversión, e incluso me reía de mí misma, lo que mejoraba las cosas.
- Apoyo de la familia: Mis seres queridos fueron mis mejores sujetos de prueba. Hablar y bromear con ellos me hacía sentir mejor rápidamente.
- Despacio: Si intentaba hablar rápido, me salían las cosas confusas. Hablar despacio me daba tiempo a acostumbrarme a la dentadura.
Al cabo de una semana o así, volví a sonar como yo.
Manejar el dolor y el malestar
No voy a mentir: había algunos puntos doloridos. Me dolían las encías y las mejillas en los lugares donde rozaba la dentadura. Le pasa a casi todo el mundo.
Aprendí a hacerlo:
- Busque puntos de dolor comprobando si hay zonas enrojecidas o sensibles.
- Utilizar cera dental para un alivio rápido en las partes doloridas (basta con poner un poco en el punto áspero).
- Nunca intente arreglar la dentadura yo mismo. Cualquier aspereza o dolor significaba que era hora de ir al dentista. Mi primera cita de ajuste hizo desaparecer la mayor parte del dolor.
Las soluciones rápidas funcionan durante un día, pero nada es mejor que un ajuste real.
Semanas dos a cuatro: Comodidad y rutina
Ampliar mi dieta
A la segunda semana, me sentía preparada para probar alimentos un poco más duros, como pollo blando, verduras cocidas y guisos. Cada nuevo alimento era una prueba. A base de ensayo y error, descubrí lo que podía comer.
Lo que hice:
- Muerdo con los dientes laterales, no con los frontales.
- Mastica despacio; fui más rápido a medida que me sentía más seguro.
- Prueba un poco de pegamento para dentaduras postizas. Evitó que mi dentadura inferior se deslizara cuando empecé a comer alimentos más duros.
Me salté los frutos secos, las palomitas y los caramelos pegajosos, al menos hasta que estuve listo.
Hablar es más fácil
Cada día que pasaba hablando y comiendo mejoraba. Sentía la boca menos rara y seguía hablando mejor. A veces intentaba trabalenguas solo por diversión. Me ayudaba a hablar más rápido y más claro.
Lo curioso es que mi lengua volvió a su antiguo surco, sólo que ahora funcionaba alrededor de la dentadura postiza.
Limpieza, almacenamiento y buenos hábitos
Me di cuenta enseguida de que cuidar de mi dentadura postiza y de mi boca era imprescindible para no meterme en líos.
Esto es lo que hacía cada día:
- Después de cada comida, me enjuagaba la dentadura postiza y la boca.
- Por la mañana y por la noche, me cepillaba la dentadura postiza con un cepillo especial. Utilicé un limpiador especial para dentaduras postizas, no pasta de dientes normal (puede rayarlas).
- También me cepillaron suavemente las encías, la lengua y el paladar.
- Antes de acostarme, me quité la dentadura postiza y la metí en un baño de limpieza con una solución especial.
Créame: Las dentaduras limpias sientan mejor, duran más y mantienen tu aliento fresco.
Comprobar el ajuste y vigilar los cambios
A la tercera semana, noté que mi dentadura inferior estaba un poco floja. Mi dentista me dijo que era normal. Después de perder los dientes, las encías y los huesos se encogen al cicatrizar.
Me mantuve en contacto con mi clínica dental. Comprobaron si había puntos doloridos, hicieron pequeños ajustes y me hicieron sentir mucho mejor. La mayoría de la gente necesita un rebasado (un arreglo rápido) a los pocos meses, cuando las encías se asientan.

Meses uno a tres y más: Instalarse
Aprender a masticar y comer fuera de casa
Al cabo de un mes, empecé a olvidarme de la dentadura postiza, sobre todo al comer. Todavía me costaba masticar un filete o morder una pizza, pero comer volvía a ser divertido.
Consejos que me han funcionado:
- Mastica con ambos lados de la boca.
- No se precipite, tómese su tiempo.
- Si algo parecía demasiado duro (carne chiclosa, pan crujiente), primero lo troceaba.
La primera vez que comí en público, estaba nerviosa. Pero en cuanto me di cuenta de que nadie más que yo podía saberlo, me relajé e incluso pedí algo nuevo.
Hablar con confianza
En las fiestas o por teléfono, a los dos meses ya no me preocupaba hablar. La confianza aumenta con el tiempo: cuanto más hablaba, más normal me parecía. Muy pronto, ya no era para tanto.
Mantener al día la atención dental y hacer arreglos
Las dentaduras postizas no son un "póntelas y olvídate". Yo iba al dentista a menudo:
- Revisiones cada seis meses.
- Limpiezas profesionales y, a veces, un rebase si mi dentadura postiza estaba floja o se tambaleaba.
- Siempre hablaba si tenía dolor, llagas u olores extraños; cuanto antes, mejor.
Cuando las cosas no van bien
De vez en cuando tenía algún problema: una llaga que no desaparecía, una dentadura postiza que empezaba a moverse o un nuevo chasquido al morder. En lugar de resignarme, llamaba a mi dentista. A veces necesitaba un rebase; un par de amigos míos incluso optaron por prótesis implantosoportadas para una mayor sujeción.
Si te sientes frustrado porque las cosas no son perfectas, recuerda que siempre hay una solución. No tienes por qué aguantarte.
Solución de problemas: Problemas comunes a los que me enfrenté y que solucioné
Reflejo nauseoso
Si te dan arcadas cada vez que te pones la dentadura postiza, no eres el único. En mi caso, mejoró cuando mi boca se acostumbró a ellas, pero respirar despacio y relajarme me ayudó mucho. Si te sigue ocurriendo, pide a tu dentista que compruebe el ajuste; a veces un pequeño cambio lo soluciona.
Boca seca
Algunos días tenía la boca muy seca, sobre todo si había hablado mucho o había tomado demasiado café. Me ayudaba beber agua a sorbos, chupar caramelos sin azúcar y utilizar un espray bucal especial. No ignores la sequedad bucal: puede provocarte llagas e infecciones.
Chasquidos y deslizamientos
Las dentaduras postizas sueltas pueden hacer ruido o resbalar, sobre todo si te ríes o muerdes algo masticable. Al principio, usaba un poco más de pegamento para dentaduras postizas hasta que todo resultaba más fácil. Si el problema persistía, iba al dentista para que me las arreglara. Con el tiempo, los músculos de mi boca se hicieron más fuertes y las mantuvieron en su sitio.
Combatir el mal aliento
Una vez, alguien insinuó que mi aliento no era tan bueno. Mantener la dentadura postiza limpia, quitármela por la noche y cepillarme la lengua lo solucionó. Sumergir la dentadura postiza toda la noche en limpiador también ayudó.
Llagas e infecciones bucales
De vez en cuando, me salía un punto dolorido o una pequeña mancha blanca en la boca después de un largo día. Quitarme la dentadura postiza por la noche, limpiarla todos los días y acudir al dentista para que revisara cualquier mancha detuvo los problemas antes de que empeoraran. Si el dolor persiste, no esperes y haz que te revisen.
Para terminar: Mis consejos para vivir bien con dentadura postiza
Mirando atrás, admito que las primeras semanas acabaron con toda mi paciencia. Pero ahora, apenas recuerdo la vida sin dentadura postiza. Esto es lo que me hubiera gustado que me dijeran al principio:
- Sé amable contigo mismo y tómate tu tiempo.
- No tenga miedo de pedir ayuda: su equipo dental está preparado para ayudarle.
- Sigue practicando, ya sea comiendo, hablando o sonriendo.
- Mantente limpio: marca la diferencia.
- No ignore el dolor o los problemas, arréglelos rápido.
Acostumbrarse a la dentadura postiza no es un camino recto, pero se puede recorrer. Lo conseguirás: una comida, una conversación y una sonrisa cada vez. Si yo lo he conseguido, tú también puedes.
Y ese es el verdadero secreto para acostumbrarse a una nueva dentadura postiza.